Una de las principales funciones de los directivos en la empresa es la planificación,
entendida como el proceso de toma de decisiones con el que es posible alcanzar
los objetivos previamente planteados.
Una decisión es la elección de la alternativa más adecuada de entre varias
posibilidades con el fin de alcanzar un estado deseado, considerando la limitación
de recursos. La palabra decisión deriva del término decido que significa cortar;
referido al concepto actual, se entiende que se “corta” una alternativa finalmente
elegida. Las personas encargadas de tomar una decisión son los decisores (Davis,
2000), que serán los directivos u otros empleados de la empresa en función del tipo
de decisión.
Existen diferentes enfoques que han estudiado el proceso de toma de decisiones.
En primer lugar, siguiendo las ideas de Simon (1980), se define la figura del decisor
racional. En este caso, se identifican y enumeran las alternativas posibles, se
analizan las consecuencias derivadas de cada una y se valoran y comparan
dichas consecuencias. En cuanto al decisor, debe describir su función de utilidad,
es decir, su preferencia por distintas consecuencias.
La toma de decisiones también puede desembocar en una solución satisfactoria. Frente al racional “hombre económico” que maximiza su comportamiento y elige la mejor alternativa, encontramos al “hombre administrativo”, que se conforma con una solución satisfactoria. Esto encuentra su causa en la cantidad de información disponible, que no siempre es toda con la que se debería contar para
tomar una decisión. Además, influyen las decisiones de otros decisores y otros
factores empresariales como las normas, la autoridad, la división del trabajo, etc.
(Menguzzato y Renau, 1995).
Por otra parte, el enfoque del procedimiento organizacional se centra en el análisis
de los canales de comunicación, la formalización de procesos y la distinción entre
estructura formal e informal (Cyert y March, 1965). En la empresa existen personas
individuales que tienen objetivos propios; estas personas pueden agruparse de
forman que comparten objetivos comunes. Por tanto, en la empresa existen
múltiples objetivos de diferente cariz. En este contexto, para evitar la incertidumbre
se siguen procedimientos estándar, reglas sencillas y se utiliza la retroalimentación.
Normalmente se elige la primera alternativa que se encuentra satisfactoria y no se
siguen analizando el resto de alternativas.
Finalmente, cabe mencionar el enfoque que considera los juegos políticos y de
poder (Vitt, Luckevich y Misner, 2003). En la empresa existen diferentes grupos de
personas que tienen intereses distintos. Por tanto, para alcanzar una solución
satisfactoria se recurre a la negociación, mediante la cual se consiguen gran parte
de las reivindicaciones de cada grupo a través del consenso.
Los decisores pueden adoptar cualquiera de las posturas descritas en estos
enfoques listados en la Figura 1 teniendo en cuenta en cualquier caso tanto datos
cuantitativos (datos históricos, estudios estadísticos) como cualitativos (intuición,
experiencia).
Un aspecto importante en la toma de decisiones es la información de la que
dispone el decisor (Dixon, 1970). Las decisiones pueden tomarse en un contexto de
certidumbre, incertidumbre o riesgo. En el primer caso, que es el más inusual en las
empresas, se conocen todos los datos necesarios para tomar la decisión. En estado
de incertidumbre los datos de las alternativas son incompletos, por lo que la
decisión se basa en supuestos. Finalmente, existe riesgo si se conocen las
probabilidades asociadas a un resultado satisfactorio para cada alternativa.
Dependiendo de la situación se pueden utilizar métodos cuantitativos de ayuda a
la toma de decisiones (Vicens, Albarracín y Palmer, 2005; Serra, 2004) y/o métodos
cualitativos (Herrera, Herrera-Viedma y Verdegay, 1996; Zimmermann, 1991).
En la toma de cualquier decisión se necesita algún tipo de información, aunque
sea muy escasa. Con la obtención de información se elaboran, sintetizan y
almacenan datos sobre un determinado hecho (González, 2001). Esta información
es útil antes de la toma de decisiones, pero también enriquece la solución final si se
incorpora paulatinamente durante todo el proceso. Por supuesto, a más
información, más garantía de éxito en la toma de decisiones, pero hay que tener
en cuenta la relación directa entre la información, su coste y el tiempo de
recopilación, resumen, etc.
Actualmente existe tal cantidad de información sobre cualquier hecho que llega a
sobrepasar la capacidad humana de búsqueda y síntesis, por lo que son útiles las
bases de datos u otros sistemas de información computerizados (Gil Pechuán,
1994;1996).
La información es el principio y el fin del ciclo Información-Decisión-Acción, que
podemos ver en la Figura 2 (Claver et al., 2000). Con información podemos tomar
una decisión, que impulsa a la implementación de una acción. Esta acción genera
nueva información con la que se retroalimenta el proceso y se vuelve a iniciar la
necesidad de tomar nuevas decisiones.
Figura 2. El ciclo Información-Decisión-Acción.
De este modo, la toma de decisiones es el proceso que facilita la conversión de la
información en acción.
Fuente: https://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/16502/TomaDecisiones.pdf
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